Hace unos días estuvimos en la presentación del informe Alimentación y Dignidad: un análisis comunitario sobre la inseguridad alimentaria en Puerto Rico de Taller Salud. Salimos de allí con el corazón apretao, pero también con más claridad y convicción sobre lo que hacemos en Comedores Sociales de Puerto Rico.
Lo que dice el informe
El análisis comunitario encuestó participantes de los comedores comunitarios de Taller Salud durante los años 2023 y 2024 mediante cuestionarios y escuchas comunitarias. Tomando toda esa información y analizándola cuidadosamente, el estudio nos deja ver la necesidad y retos que pasan las personas en Loíza para comer todos los días.
Allí el 50% dice haber reducido el número de comidas diarias por falta de alimentos, lo que usualmente quiere decir que no desayunaron o se acostaron sin comer. En nuestra data en Caguas es un 55%. Un 93% tiene que comprar alimentos fuera de Loíza, a falta de cadenas grandes de supermercados que suelen ofrecer precios más competitivos. Otro 27% compra alimentos en las farmacias.
Un 63% de las personas encuestadas recibe asistencia gubernamental para alimentos, pero aún así tienen que ir a un comedor social comunitario porque ese dinero del PAN no les rinde.
“Una crisis mayor de inseguridad alimentaria es inminente“
Tania Rosario, directora de Taller Salud, insistió más de una vez durante la presentación que “una crisis mayor de inseguridad alimentaria es inminente, por la combinación de inflación y los recortes proyectados en la asistencia gubernamental.” Nosotras en Comedores sentimos lo mismo. Como que la cosa no pinta bien.
Dos ideas que nos llevamos
Ese día dos ideas se me quedaron grabadas. Primero, ¡que importante es escuchar! O sea, que bueno que hay organizaciones que se organizan, sacan de su tiempo, se preparan e invierten en escuchar a la gente. Es la mejor manera para de verdad entender lo que viven y poder ayudar. También para poder plantear alternativas y soluciones. Lo mejor para planificar a largo plazo.
“Soy madre soltera, tengo 3 trabajos y tengo que escoger si pagar comida o la luz,” asegura una participante del estudio, residente de Salinas.
La otra idea que me quedó clarísima es que Loíza necesita un supermercado solidario. El estudio muestra con crudeza que allí no existe ni un “supermercado grande”, como decía antes. La gente compra su comida más cara en farmacias y cadenas pequeñas, o viajan a pueblos cercanos. En un municipio donde tanta gente vive en pobreza (67%, según un estudio reciente), esta desigualdad se siente como violencia. Tener acceso a comida justa, fresca y a precios razonables no debería ser un lujo. Aquí sobre este papel pongo la idea para que algún día no tan lejano en el futuro, Loíza tenga un supermercado solidario y accesible, para que su gente, nuestra gente, tenga derecho real a la alimentación.
La otra idea que me quedó clarísima es que Loíza necesita un supermercado solidario. El estudio muestra con crudeza que allí no existe ni un “supermercado grande”, como decía antes. La gente compra su comida más cara en farmacias y cadenas pequeñas, o viajan a pueblos cercanos. En un municipio donde tanta gente vive en pobreza (67%, según un estudio reciente), esta desigualdad se siente como violencia. Tener acceso a comida justa, fresca y a precios razonables no debería ser un lujo. Aquí sobre este papel pongo la idea para que algún día no tan lejano en el futuro, Loíza tenga un supermercado solidario y accesible, para que su gente, nuestra gente, tenga derecho real a la alimentación.
Recomendaciones urgentes
Además de reseñar la vida de las personas que asisten a los comedores comunitarios, el informe abre caminos hacia las soluciones, con sus quince Recomendaciones y Acciones.
Algunas de las sugerencias son:
1) aumentar la inversión en la producción local de comida
2) actualizar el censo agrícola y el estudio sobre inseguridad alimentaria,
3) y desarrollar políticas de control de precios de nuestra canasta básica.
Algunas de estas recomendaciones no son nuevas, claro que no, pero son tan urgentes hoy como lo han sido siempre. “A las agencias y al gobierno que tomen nota sobre lo que hay que hacer de una vez”, insistieron todas las integrantes del Comité de Seguridad Alimentaria de Taller Salud presentes.
“No nos pueden pedir que tengamos claridad de todo lo que hay que hacer, por ejemplo, para controlar los precios de la canasta básica,” decía Rosario durante la actividad, “a nosotras nos toca escuchar y sugerir, proponer alternativas, pero al gobierno le toca su parte de buscar la manera exacta de lograr que esos cambios que hacen falta sucedan, mediante qué medidas o leyes, qué agencia se tienen que involucrar. Esa es la responsabilidad del gobierno. Pa’ eso están.”
Una de las medidas más interesantes para nosotras en Comedores Sociales es cualquiera que ponga controles a los precios de los productos de la canasta básica familiar. Se trata de lograr que la inflación, eso que hace que los precios suban, a veces de golpe, no nos destruya el bolsillo y el estómago. No es garantía de qué todas las personas van a comer todos los días, pero al menos impone condiciones mejores para que podamos comprar.
Hay ejemplos de movilizaciones recientes por este tema de los precios. En 2024, en la isla caribeña de Martinica, colonia de Francia, un movimiento contra el alto costo de vida se desarrolló mediante un potente activismo. Las acciones buscaban lograr medidas de control de precios, ya que los precios de los alimentos y otros víveres son 40% más altos en Martinica que en Francia.
El gobierno tiene la obligación de conocer cómo vive la gente, así que TIENE que realizar un nuevo estudio sobre Inseguridad Alimentaria de inmediato.
Muchas de las recomendaciones del Informe son de sentido común, y aún así no se hacen. ¿Cómo puede ser que la data “más reciente” sobre inseguridad alimentaria sea de 2015? Ya han pasado 10 años, varios huracanes, pandemia, terremoto y por ahí… El gobierno tiene la obligación de conocer cómo vive la gente, así que TIENE que realizar un nuevo estudio sobre Inseguridad Alimentaria de inmediato. Si no sabemos quién tiene hambre, dónde, y por qué, no podemos diseñar soluciones reales.
¿La inversión en infraestructura agrícola? Pa ayer. No es un lujo, es una necesidad básica. Si no sembramos más aquí, si no protegemos nuestras tierras y no fortalecemos a quienes producen, seguiremos dependiendo de barcos y de precios que no controlamos.
Lo que plantea Taller Salud son propuestas prácticas, que pueden empezar a cambiar el panorama. Desde Comedores Sociales celebramos que el informe tenga esa valentía de proponer, y reafirmamos lo mismo: escuchar, organizar, exigir y construir. Esa es la meta, hasta que la comida saludable y accesible sea un derecho humano.