(Noticias ONU Medioambiente)- Miriam Abarca está de pie sobre una plataforma de madera con vistas a la Laguna Cahuil, un pequeño cuerpo de agua salina rodeado de pinos en la costa central de Chile. A lo lejos, las aves revolotean entre juncos altos y los turistas reman en un bote sobre la superficie tranquila de la laguna.
“Para mí, esto es un paraíso y pura magia”, aseguró la señora Abarca, quien dirige una pequeña empresa de turismo que ofrece recorridos por la laguna. “Esto es lo más valioso que tenemos. Sin ella, no sé cómo sobreviviríamos”.
La vista pintoresca es el resultado de un ambicioso proyecto respaldado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para recuperar la laguna, que solo unos años atrás estuvo al borde del colapso debido al cambio climático y el desarrollo descontrolado. Esta iniciativa forma parte de un esfuerzo más amplio para preservar cinco humedales a lo largo de la costa central de Chile, una tierra agreste y azotada por el viento que alberga plantas y animales únicos en el mundo.
Aquí, como en muchas otras partes del planeta, la contaminación, el cambio climático, las especies invasoras y el turismo no sostenible han llevado a los humedales al límite.
“Los humedales son uno de los ecosistemas más importantes del planeta y, sin embargo, están desapareciendo a un ritmo alarmante —afirmó Robert Erath, jefe de proyectos del PNUMA a cargo de la iniciativa—. Eso tiene que cambiar si queremos proteger no solo a las especies que habitan en los humedales, sino también a las comunidades que dependen de estos paisajes para su sustento y alimentación”.
A nivel mundial, existen más de 1,200 millones de hectáreas de humedales con vegetación, un área más grande que Canadá, el segundo país más extenso del mundo. Estos ecosistemas acuáticos —que incluyen pantanos, turberas y marismas— son un refugio para la vida silvestre que, además de filtrar contaminantes y almacenar carbono, ayudan a mitigar el calentamiento global.
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