(San Juan) — Durante una entrevista con el periódico Metro, el gobernador de Puerto Rico Pedro Pierluisi habló sobre la situación energética de Puerto Rico y la transición de combustibles fósiles, como petróleo y carbón, al gas natural, el cual el gobernador califica como “limpio”. Sin embargo, la evidencia científica refuta su declaración.
La muy repetida alegación de que el gas natural es “limpio” o “bajo en carbón” es una táctica de desinformación climática utilizada por las compañías de combustibles fósiles para cambiar la narrativa y tratar de controlar la opinión pública.
De hecho, el gas natural licuado produce más emisiones a lo largo de su ciclo de vida que quemar carbón o cuando se utiliza gas metano en escenarios domésticos, de acuerdo a un estudio hecho en Estados Unidos por Robert Horwath, profesor de ecología y biología ambiental en la Universidad de Cornell.
“Cuando escuchamos comentarios de políticos sobre esto, que el gas metano es gas limpio, es simplemente una manipulación para que la población crea que están haciendo un bien cuando realmente están escondiendo los verdaderos intereses económicos”, dijo Federico Cintrón Moscos, director de El Puente de Williamsburg-Puerto Rico, una organización que respalda las iniciativas y reclamos ecologistas de comunidades en Puerto Rico y la diáspora.
Quemar gas natural—llamado gas metano o gas fósil por activistas ambientales que quieren subrayar su carácter contaminante— en EE.UU. (sin incluir sus colonias) es un poco más limpio que quemar otros combustibles fósiles. Pero la falta de información sobre los desfogues de gas hace difícil estudiar la totalidad de las emisiones que produce. Cuando se exporta a otras partes del mundo, aumentan las emisiones porque la licuefacción y transporte del gas metano es particularmente intenso en términos del consumo de energía que requiere.
Los buques de gas más viejos y menos eficientes producen más emisiones por el desfogue del metano. Sin embargo, los buques más recientes usan el desfogue como combustible. Aunque una gran cantidad de las emisiones proviene de la producción, almacenamiento y transporte de gas fósil, que es un componente esencial del gas natural licuado.
“Aunque las emisiones de dióxido de carbono son mayores al quemar carbón que al quemar gas natural, las emisiones de metano pueden más que compensar por esta diferencia”, lee el artículo de Horwath.
Ya que Puerto Rico no produce ningún combustible fósil, el gas natural se tiene que importar de otras partes del mundo. Aunque EE.UU. se ha convertido en el mayor exportador de gas natural, solo proveen una “poca cantidad” del gas natural licuado que llega a Puerto Rico, de acuerdo a la Administración de Información de Energía (IEA, de acuerdo a sus siglas en inglés). La mayoría del gas natural licuado que utiliza Puerto Rico viene de Trinidad y Tobago y Nigeria, con envíos más pequeños de España.
La industria de combustibles fósiles históricamente ha sub-reportado las emisiones de su infraestructura. De hecho, un estudio publicado en Nature reveló que los pozos, oleoductos y compresores estadounidenses de petróleo y gas natural emiten tres veces más metano que lo que había informado el gobierno previamente. El estudio de Horwath estima que las emisiones del ciclo de vida de gas natural licuado puede ser hasta 24 veces más extenso que las del carbón.
Un estudio hecho por el Departamento de Energía (DOE, por sus siglas en inglés) de EE.UU. en el 2019 encontró que el impacto climático del gas natural licuado depende mucho por región. En Asia, las emisiones a lo largo del ciclo de vida del gas natural licuado fueron entre 54% y 2% menos que el carbón. Mientras tanto, en Europa, encontraron que el impacto es entre 56% menos hasta 1% más que el carbón.
Por su parte, el Presidente Biden detuvo las aprobaciones pendientes y futuras para aplicaciones de exportaciones de gas natural licuado por las emisiones que produce.
Gas natural, de transición a destino
Cuando se comenzó a promocionar el gas natural para reemplazar otros combustibles fósiles, se le llamó un “combustible de transición” y que se utilizaría como “puente” hacia la energía renovable. Pero esa narrativa ha cambiado y ahora el gas natural licuado se vende como un “combustible destino” por varias compañías de combustible fósil.
La campaña que vendió el gas natural fue tan exitosa, que el 43.1% de la energía que usó los EE.UU. en el 2023 viene del gas natural, de acuerdo a datos preliminares del EIA. Mientras tanto, en el 2013 solo 27.4% de la energía de EE.UU. vino del gas natural, de acuerdo a datos del DOE. Ese cambio de casi 16% solo está pronosticado a aumentar, ya que las compañías de gas siguen fuertemente impulsándolo como la solución “limpia”.
“La industria del gas natural, especialmente [las compañías de] ‘fracking’, hizo una campaña muy efectiva a finales del siglo veinte y continúa hasta el día de hoy. A Puerto Rico llegó como tarde. Pero están alegando que es un combustible más limpio, pero en realidad es la sustitución de un grupo de contaminantes por otro”, dijo Ruth Santiago, abogada ambiental y miembro de la junta de Earth Justice.
La campaña primero se enfocó en calificar al gas metano como “bajo en carbón”, lo cual es cierto. El gas natural arroja menos carbón que otros combustibles fósiles, pero suelta mucho gas metano, el cual puede atrapar 28 veces la cantidad de calor en la atmósfera que el carbón. De hecho, durante los últimos dos siglos el nivel de metano en la atmósfera se ha duplicado, mayormente por actividades humanas, de acuerdo a la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés)
Hoy día, la industria de combustibles fósiles ha cambiado un poco su narrativa para alegar que la transición a las energías renovables no es posible y que el gas natural llegó para quedarse.
“Deberíamos abandonar [la] fantasía de eliminar progresivamente el petróleo y el gas”, dijo Amin Nasser, director ejecutivo de Saudi Aramco durante una conferencia de combustibles fósiles en marzo, de acuerdo a Inside Climate News.
“Que la isla funcione completamente con gas natural…”
En Puerto Rico, donde existe una de las leyes de energía renovable más ambiciosas del mundo, también se está consumiendo la idea de que algún día se logre la transición a las energías renovables. La Ley de Política Pública Energética de Puerto Rico establece que 40% de la energía del país debe ser energía renovable para el 2025 y 100% para el 2050.
Pero la realidad es que esta misma ley es la que está brindando una base legal para facilitar una transición a gas natural. En un renglón donde detalla que se debe reducir la dependencia en los combustibles fósiles y crear planes para una transición a las energías renovables, también se lee que se va a “exigir que las unidades existentes y futuras que generen energía a partir de combustibles fósiles puedan funcionar con al menos dos (2) tipos de combustibles fósiles, uno de los cuales deberá ser gas natural”.
“Nuestro negocio está posicionado perfectamente para capturar este crecimiento y nuestro trabajo es empujar esa transición tan rápido como sea posible. Lo que es único sobre Puerto Rico es que hay una alineación perfecta entre nuestra estrategia, la política pública y la pura economía de lo que va a pasar. Así que esto es simplemente una cuestión de tiempo,” dijo McElmurray en una conferencia telefónica sobre las ganancias de la empresa.
Aunque la evidencia científica no respalda la alegación de que el gas natural licuado es más limpio que otros combustibles fósiles, en Puerto Rico esta aseveración parece que no cuenta con respaldo, ya que 23% de la energía del archipiélago se produjo en el 2022 con gas metano, de acuerdo a información del IEA. Ante este escenario, un informe de ganancias de New Fortress Energy (NFE) reveló que la compañía quiere triplicar el uso de gas natural licuado y convertirlo en el combustible principal para la generación de energía en Puerto Rico.
Al momento, NFE suministra 105 trillones de unidades térmicas (TBtu, por sus siglas en inglés) de gas natural licuado al año. Pero, pero el objetivo de la compañía es llegar a 300 TBtu, para lo cual están bien posicionados, según detalla el documento financiero.
“El gobierno hizo exactamente lo que dijimos—lo que pensamos que harían”, dijo Edens durante una entrevista que es parte del informe de ganancias. Acto seguido, comenta sobre la decisión de “expandir el uso de gas natural alrededor de la isla”.
NFE creó un terminal gasífero en San Juan el 2022 y es uno de dos suplidores de gas natural licuado para Puerto Rico, con un contrato de $1.5 mil millones por cinco años. Mientras tanto, Genera PR, subsidiaria de NFE, es la compañía privada a cargo de la generación energética de Puerto Rico. La compañía actualmente quiere que haya más unidades de generación que funcionen con gas natural, un objetivo absolutamente necesario para llegar a los 300 TBtu.
“Lo que nos queda en Puerto Rico en nuestro negocio es simplemente contratos de gas de larga duración, altamente sostenibles, altamente predecibles para todos nosotros, lo cual es increíble. Ese es el resultado que buscamos. Y con esto de hoy, podemos ver el camino para llegar allí exactamente como predijimos”, añadió Wes Edens, fundador y director ejecutivo de NFE.
Para varios activistas ambientales, esta declaración apunta a que Puerto Rico se aleja de la transición a las energías renovables y se ancla en el uso del gas metano para generar energía.
“Se convierte en unas inversiones tan grandes que se perpetúa la quema de gas metano”, dijo Santiago.
Asimismo, el dragado de la bahía de San Juan se hizo, en parte, para permitir la entrada de buques de gas metano licuado más grandes al terminal de NFE. La semana pasada, grupos comunitarios y ambientales revelaron que el dragado permitirá el acceso de buques gigantescos a la bahía. También denunciaron que el terminal de NFE no ha presentado los planes requeridos por la Comisión Federal de Regulación de Energía y que no tienen un plan de emergencias debidamente aprobado.
NFE consiguió un permiso único para transportar gas natural licuado entre México y Puerto Rico gracias a una decisión de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos que certifica que los envíos no violan la Ley Jones, la cual ha limitado el comercio en Puerto Rico por más de cien años, desde su implementación en el año 1920 bajo argumentos de seguridad nacional, y cuyo impacto a la propia economía de Estados Unidos está bajo cuestionamiento.
“El resultado final es que esperamos que todo el petróleo y la energía de la isla se retiren y que la isla funcione simplemente con gas natural complementado con energía solar y baterías, y ese va a ser el futuro de Puerto Rico”, dijo Brannen McElmurray, director ejecutivo de Genera PR.
El mismo informe de ganancias revela que NFE estuvo en la isla solo tres días después del huracán María en el 2017. Vieron la necesidad por “energía más barata y empezaron a trabajar”. Sin embargo, muchas comunidades estuvieron hasta 84 días sin electricidad, de acuerdo a un estudio del New England Journal of Medicine.
“Eso vuelve a la historia económica de este país. Corporaciones de afuera que dictan la política pública y el desarrollo de nuestra sociedad, aun cuando va en contra de nuestros intereses”, dijo Cintrón Moscoso.
Marea Ecologista se intentó comunicar con Genera PR a través de su página web, pero no contestaron. Mientras tanto, NFE no respondió a un correo electrónico que enviaron. La oficina del Gobernador tampoco respondió a la solicitud de información de este portal digital.
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