(Noticias ONU Cambio Climático)- Los bosques son de vital importancia para nuestro planeta, ya que nos proporcionan aire limpio, agua dulce y una gran biodiversidad. También son esenciales en la lucha contra el cambio climático, ya que absorben grandes cantidades de dióxido de carbono y mitigan los peores efectos del calentamiento global. En este Día Internacional de los Bosques, celebramos los progresos realizados en la protección de estos ecosistemas cruciales y el papel que desempeña la innovación en su gestión.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP28 de 2023 transmitió un mensaje claro: los bosques son una solución al cambio climático que ofrece beneficios económicos, sociales y medioambientales, como el aumento de la resiliencia y el bienestar.
El balance mundial (GST), que evaluó los primeros cinco años de acción climática mundial en el marco del Acuerdo de París y concluyó en la COP28, subrayó la importancia de los esfuerzos de los países para detener y revertir la deforestación y la degradación de los bosques para hacer frente a la crisis climática.
Logros de REDD+ y el poder de la innovación
El balance mundial reconoció los logros alcanzados en la última década en el marco de REDD+, un programa que capacita a los países en desarrollo para reducir la deforestación y la degradación forestal y fomenta la gestión sostenible de los bosques para proteger el clima.
Desde que se adoptó el Marco de Varsovia para REDD+ en 2013, 17 países han logrado una reducción de 11.610 millones de toneladas de emisiones de dióxido de carbono gracias a las actividades de REDD+, más del doble de las emisiones de Estados Unidos en 2021. Esto pone de manifiesto la voluntad colectiva de proteger los bosques y las soluciones innovadoras que están surgiendo en todo el mundo.
La tecnología ha transformado las prácticas de seguimiento de los bosques. Cuando ONU Cambio Climático recibió los primeros niveles de referencia REDD+ en 2014, algunos mapas forestales solo estaban disponibles en formato analógico. Hoy en día, las imágenes por satélite están ampliamente disponibles y se han convertido en una de las principales fuentes de datos de actividad de REDD+, lo que ha permitido ahorrar costes y mejorar la precisión de los datos.
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