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Refugio de Aves y Vida Silvestre Iris L. Alameda Martínez, Boqueron, https://rvsboqueron.wordpress.com/como-surge-el-refugio-de-aves-y-vida-silvestre-iris-l-alameda-martinez/

En las últimas décadas, la escasez de agua se ha convertido en un problema recurrente en la opinión pública. El suroeste, con su rica biodiversidad ecosistémica, enfrenta serios problemas en cuanto a la disponibilidad, manejo y calidad del agua. Esta región, caracterizada por ser la región hidrológica más seca y árida de Puerto Rico, registra patrones de precipitación significativamente más bajos que otras zonas de Puerto Rico. El principal conflicto en esta región respecto al uso de agua surge entre el abastecimiento para consumo doméstico y las demandas para usos agrícolas. El cambio climático, así como la sobreexplotación de los recursos hídricos, impulsada por la presión agrícola, el crecimiento suburbano y el turismo, pone en riesgo la sostenibilidad del agua como un recurso finito. En ese contexto, el agua se ha convertido en la principal preocupación en torno al Proyecto Esencia, un mega desarrollo residencial-turístico para multimillonarios en Boquerón que podría agravar la crisis hídrica en la región. 

En la actualidad, Cabo Rojo –al igual que pueblos limítrofes– enfrenta problemas de abasto de agua. De acuerdo con la información contenida en la Junta de Planificación de Puerto Rico, las fuentes de abasto de agua potable de Cabo Rojo se dividen en tres principales vías:

  1. Una pequeña parte de las comunidades al noreste se suplen de la planta de filtros de Miradero en Mayagüez.
  2. Gran parte del norte y centro del municipio se abastecen de la extracción de agua de pozos manejados por la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA), principalmente de los acuíferos en la zona La Bajura.
  3. La zona sur de Cabo Rojo, con una presión urbanística creciente, depende del agua del Distrito de Riego del Valle de Lajas (DRVL) a través de la toma de agua cruda de la planta de filtros de Betances.

Sobre el recurso agua: escasez, infraestructura y la emergencia climática

El Proyecto Esencia, que abarca unos 2,000 acres de terreno sobre los Peñones de Melones, incluye hoteles, residencias, campos de golf y áreas comerciales, representa una amenaza adicional para los ya limitados recursos hídricos de la región suroeste de Puerto Rico. Para suplir las necesidades de este enclave —comparable a los “company towns” de las antiguas centrales azucareras que dominaron el paisaje sureño durante el siglo XX— se proyecta un consumo diario de agua de más de 1.25 millones de galones diarios (MGD). Esto es, más de una tercera parte del consumo diario actual de todo el Municipio de Cabo Rojo, que según la propia Autoridad de Acueductos y Alcantarillados AAA es de 4.4 MGD. Sin embargo, este estimado presentando en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) del Proyecto Esencia es extremadamente baja, especialmente al considerar que el desarrollo incluye dos campos de golf y que elevaría significativamente la demandante de agua. De hecho, la DIA no toma en consideración el consumo adicional que estos generarían, lo cual elevaría la cifra a sobre 2 MGD.  Esto significa que los estimados oficiales de consumo de agua en la DIA subestiman la carga real que impondrá sobre los sistemas de abasto de agua de Cabo Rojo y el suroeste. Estas cifras son alarmantes en una región donde el acceso al agua ya es limitado.

De acuerdo con el Municipio Autónomo de Cabo Rojo, así como la AAA y la Declaración de Impacto Ambiental, los terrenos donde se pretende enclavar el Proyecto Esencia carecen de la infraestructura de agua potable y alcantarillado. Ante esa realidad, los proponentes de este mega desarrollo han sugerido al menos dos alternativas como fuentes de abasto de agua potable. La primera alternativa es abastecer el proyecto mediante un sistema privado de extracción de agua de pozos subterráneos del acuífero. A pesar de que los proponentes del Proyecto Esencia plantean como primera opción para el abasto de agua la creación de un sistema privado de extracción de pozos, el propio borrador del proyecto hace referencia a información contenida en el Plan de Manejo de para el Área de Planificación Especial del Suroeste Sector de Boquerón que pone en entredicho la viabilidad de esta alternativa, veamos:

“Debido a la aridez del terreno y a la escasa precipitación en el suroeste de Puerto Rico, existe poca recarga hacia el acuífero.  Ante esta situación, no existe potencial alguno para desarrollo adicional de aguas subterráneas cerca de la costa.  Por otro lado, el agua subterránea que se encuentra en los depósitos cerca de la costa es salobre.’’

Como si no fuera poco, en la DIA no se discute ni se presentan estudios científicos sobre la capacidad y condición actual del acuífero en los Peñones de Melones, salvo la contenida en documentos oficial como es el Plan de Manejo para el Área de Planificación Especial del Suroeste Sector de Boquerón. Sin embargo, en julio del 2024 los desarrolladores sometieron ante el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) la solicitud de permiso O-FA-PPID6-SJ-00111-11072024 con la intención de perforar pozos. A dicha solicitud, el DRNA contestó el 18 de julio de 2024 con una serie de peticiones que, de momento, conforme a la documentación presentada en la DIA de febrero del 2025, no ha cumplido. Por consiguiente, no existe en la DIA permiso alguno conferido a los desarrolladores a los efectos de hincar pozos en los terrenos donde se pretende enclavar el Proyecto Esencia.

Asimismo, el documento ambiental presentado por los desarrolladores tampoco tomó consideración el efecto que tendría extraer agua del acuífero ni cómo evitaría la intromisión salina del acuífero si se decidiera utilizar agua subterránea para suplir la demanda del proyecto. A eso se suma a que la DIA carece de estudios hidrológicos que sustenten la viabilidad de esta alternativa y no toma en consideración los efectos cada vez más marcados del cambio climático en el área. En otras palabras, aunque los desarrolladores plantean un sistema privado como alternativa principal para el suministro de agua, ellos mismos reconocen que la posibilidad de encontrar agua suficiente es mínima.

La segunda alternativa es la más preocupante, porque implicaría la conexión del Proyecto Esencia al sistema de agua potable de la AAA. La Planta de Filtración Betances, localizada en el barrio Llanos Tuna de Cabo Rojo, y de la que dependería el proyecto, ya enfrenta limitaciones de capacidad que se acrecentarán con Esencia cuyo consumo proyectado es 1.25 MGD. Este consumo proyectado no es real porque omitió el consumo de agua de los campos de golf, por lo que se estima que el consumo real podría sobre pasar los 2 MGD, poniendo una tensión adicional sobre el recurso agua. Estos problemas asociados a la alta demanda de agua se pueden constatar con los problemas de baja presión durante los fines de semana en la parte sur de Cabo Rojo. Como resultado de lo anterior, el Plan de OrdenamientoTerritorial de Cabo Rojo contempló, desde el año 2010, aumentar de 2 a 4 MGD la extracción de agua del canal de riego, pero las mejores capitales a esos fines no se realizaron a pesar de los problemas constante de agua potable.

No obstante, cualquier mejora en la infraestructura de la Planta de Filtración Betances no aumentará el caudal disponible de la toma de agua cruda del canal de riego de Distrito de Riego del Valle de Lajas. El DRVL es la fuente principal de agua de la Planta de Filtración Betances.

Sin embargo, ninguna de estas alternativas, previamente discutidas, ha sido evaluada de manera integral ni cuentan con el aval de las agencias pertinentes conforme al Reglamento 8856-2016 y su Regla 123, incluyendo la AAA ni la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) y mucho menos del DRNA. Tampoco han tomado en consideración el factor cambio climático, en una región que según el Community Climate System Model (2041-2060) se espera una disminución de precipitación del 20%. Al igual que sucede con la alternativa de extracción de agua subterránea, la ausencia de la variable del cambio climático dentro de la DIA es preocupante porque prescinde de información importante que afecta todas las dimensiones en torno al recurso agua.

Según el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, los acuíferos y los embalses del suroeste de Puerto Rico se han visto afectados por la creciente tendencia de reducción en la precipitación, con eventos de sequía más prolongados y severos, poniendo al acuífero del sur en estado crítico. Dado que los acuíferos y los sistemas de embalse del suroeste dependen en gran medida de la recarga por precipitación, esta tendencia pone en riesgo la sostenibilidad del abasto de agua potable. Pero el cambio climático no solo se manifiesta en episodios de sequía prolongada, sino también en eventos de lluvias extremas. Aunque estas lluvias pueden ser beneficiosos para la recarga de los acuíferos y los embalses, en general generan un efecto contrario debido a la erosión y el arrastre de sedimentos hacia los embalses y canales de riego. Los embalses como Lucchetti y Loco han visto reducida su capacidad de almacenamiento debido a la sedimentación, lo que afecta su eficiencia como fuentes de abasto para el suroeste.

Por otro lado, la infraestructura hídrica en Cabo Rojo –como la resto del país– no está diseñada para resistir los efectos extremos del cambio climático. La falta de inversión en modernización y mantenimiento ha dejado el sistema de abasto de agua vulnerable. Asimismo, la inacción política respecto a la implementación de las recomendaciones del Comité de Expertos y Asesores sobre Cambio Climático, que en 2024 presentaron ante la legislatura de Puerto Rico el Plan de Mitigación, Adaptación y Resiliencia al Cambio Climático, conforme a la Ley 33 del 2019, resulta alarmante. La actual emergencia climática seguirá siendo un factor determinante en la disponibilidad de agua en Cabo Rojo, el suroeste y en todo Puerto Rico. La combinación en la disminución de la precipitación, el aumento en la demanda de agua producto del desparrame suburbano y la falta de mantenimiento de infraestructura crea un panorama preocupante para el suroeste. A esto se suma las propuestas para el desarrollo de proyectos como Esencia, que supondría una presión adicional sobre un sistema frágil y que reduciría el volumen operacional actual de los abastos de agua del suroeste.

El Distrito de Riego del Valle de Lajas y el Proyecto Esencia

La zona sur de Cabo Rojo depende del agua proveniente del Distrito de Riego del Valle de Lajas. Conforme a la Declaración de Impacto Ambiental del Proyecto Esencia, pese a no recibir un endoso oficial de la AAA ni de la AEE, la opción de conectarse a la infraestructura de la AAA fue la más elaborada por los proponentes y es la que más impacto tendrá sobre las comunidades del suroeste de Puerto Rico. Sin embargo, hay varias consideraciones históricas e hidrológicas que no han sido tomadas en consideración: no hay agua suficiente.

El DRVL es el sistema de riego más importante del archipiélago de Puerto Rico porque provee agua para uso agrícola en la Reserva Agrícola del Valle de Lajas y es la fuente principal de agua potable para los habitantes de los municipios de Guánica, Sabana Grande, San Germán, Lajas y sectores de Cabo Rojo. Sin embargo, en las últimas dos décadas, se ha intensificado el uso del agua de los canales de riego para fines domésticos, poniendo en tensión los usos agrícolas y residencial. La prioridad dada a los usos domésticos del agua del canal ha reducido significativamente la disponibilidad del recurso hídrico para iniciativas de revitalización agrícola y la recuperación de terrenos cultivables dentro de la Reserva Agrícola del Valle de Lajas, lo que ha impedido su desarrollo agrícola tras la desaparición de la industria de la caña.

El DRVL forma parte del llamado Proyecto del Suroeste, una compleja red de embalses, túneles y canales construido a partir de 1948 por la desaparecida Autoridad de las Fuentes Fluviales (AFF). Este sistema incluye cuatro embalses principales: Yahuecas, Guayo, Lucchetti y Loco, que están interconectados para maximizar el uso del agua en una región con escasas precipitaciones. El agua se transfiere desde las cuencas de los ríos Yauco y Loco hacia el Valle de Lajas, donde se distribuye a través del Canal de Lajas, un canal principal que recorre este a oeste de 23 millas que, junto a canales laterales de sobre 50 millas de extensión, alimentan a 330 tomas agrícolas y cuatro plantas de filtración de la AAA. Este proyecto incluyó el drenaje de la laguna de Guánica y El Anegado, lo que cambió la hidrología de la región.

No obstante, el DRL enfrenta serios desafíos que limitan su capacidad para satisfacer la demanda actual y futura. Según el Plan Integral de Recursos de Agua, aumentar el abasto de agua en el suroeste requerirá el dragado de los embalses que suplen el DRVL y la ampliación del sistema de los canales de riego del valle de Lajas para transportar mayor volumen de agua. Sin embargo, este plan no tomó en consideración el proyecto de restauración de la Laguna de Guánica y El Anegado. Por lo que se hace necesario un plan de manejo hídrico por parte de los desarrolladores del Proyecto Esencia porque el DRVL no tiene los recursos de agua necesarios para suplir el desarrollo propuesto, aunque se realicen las mejoras capitales en la Planta de Filtración Betances.

Comentarios finales

El Proyecto Esencia encarna la contradicción fundamental de nuestro tiempo: la ilusión de un desarrollo infinito en tensión con los límites ecológicos del planeta. Esencia ejemplifica la insostenibilidad de un modelo económico basado en el crecimiento ilimitado, que ignora por completo realidad del cambio climático y la necesidad de repensar nuestra relación con la naturaleza. La crisis hídrica en el suroeste de Puerto Rico —agravada por el cambio climático, la infraestructura deficiente y la sobreexplotación de los recursos hídricos— no se resolverá con soluciones técnicas aisladas o megaproyectos en beneficio de comunidades exclusivas que nos pondrán a competir por el preciado líquido. Para prepararnos para ese futuro y hacerles frente a las consecuencias del cambio climático y que ya estamos viviendo, debemos cambiar radicalmente nuestra relación con el agua y el territorio. Este camino no será fácil.

El suroeste —y Puerto Rico en su conjunto— merece un futuro con derecho al agua que incluya la protección de ese recurso, donde los proyectos de desarrollo se midan por su aporte al bienestar colectivo y no por su rentabilidad.  Ese futuro no lo construirán los mega desarrollos, sino las comunidades organizadas, decididas a defender su derecho a un ambiente sano y a reinventar, desde abajo, la relación entre sociedad y naturaleza.

Por Guarionex Padilla Marty

Estudiante Graduado de Historia, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Profesor de Estudios Sociales e Historia, Departamento de Educación, Centro de Detención del Oeste.