(SAN JUAN) — Escondido entre la espesura de los bosques de Ponce, el Centro Ceremonial Indígena de Tibes es uno de los pocos sitios arqueológicos en el Caribe donde las plazas ceremoniales taínas todavía están casi en las mismas condiciones que hace más de 500 años.
Las estructuras arqueológicas quedaron expuestas en 1975, tras la secuela de las lluvias torrenciales que trajo el huracán Eloísa y que azotaron al barrio Tibes. Hoy, y a causa de los crecientes efectos del cambio climático, las mismas lluvias que expusieron este magnífico yacimiento al mundo podrían amenazar con destruirlo.
El Centro Ceremonial Indígena de Tibes en Ponce es uno de varios sitios patrimoniales y culturales en Puerto Rico que están en riesgo debido al empeoramiento de los efectos del cambio climático.
Las temperaturas —cada vez más calientes — fortalecen los efectos de los desastres climáticos, como los huracanes y sus secuelas. De hecho, aunque los países del Caribe y Latinoamérica producen menos de 10% de las emisiones de gas invernadero a escala global, la Organización de las Naciones Unidas denomina al Caribe como la “zona cero” de la emergencia global climática.
“Cada vez que viene un huracán, eso representa pérdidas de colecciones, pérdidas de edificios históricos, pérdidas de facilidades para trabajar y afecta las instituciones culturales en un espacio donde no hay muchísimos recursos para mantenerlo, protegerlo y presentarlo porque no se ve como una prioridad”, dijo Héctor J. Berdecía Hernández, director general conservador-restaurador del Centro de Conservación y Restauración de Puerto Rico (CENCOR).
Por su parte, Irma Zayas, directora del Centro Ceremonial Indígena de Tibes, recuerda estar en el museo solo dos días antes de que el huracán María azotara a Puerto Rico en 2017. Gracias a ese esfuerzo de conservación de emergencia, no se dañaron ninguno de los artefactos que estaban a su cargo, aunque se rompieron varias ventanas y el espacio se inundó parcialmente.
Sin embargo, el espació detrás del edificio, donde ubica el jardín botánico, réplicas de bohíos antiguos y los bateyes, no tuvo la misma suerte. Todos los bohíos quedaron destruidos, asimismo varias partes del jardín y piedras de los bateyes se movieron de lugar. Otras instituciones patrimoniales y culturales alrededor de Puerto Rico tuvieron experiencias similares tras el paso del huracán María.
Tras el paso del huracán María impulsan iniciativa
El Centro Ceremonial Indígena de Tibes, junto al Centro para Puerto Rico, Sila M. Calderón Foundation, el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico y la Liga de Arte de San Juan formaron parte de un grupo de aprendizaje liderado por Berdecía Hernández, el cual ayudó a crear la página “Recursos de Resiliencia Climática para el Patrimonio Cultural” (CRR, por sus siglas en inglés), una caja de herramientas con técnicas y estrategias para ayudar a diferentes espacios patrimoniales y culturales alrededor de Estados Unidos y Puerto Rico a crear estrategias para lidiar y mitigar los daños causados por el cambio climático.
El proyecto, respaldado por el Fondo Nacional de Humanidades y la Fundación para el Avance de la Conservación (FAIC, por sus siglas en inglés), también incluyó un grupo de aprendizaje en el estado de Nuevo México, en el cual participaron el Museo Millicent Rogers, Museo Internacional de Arte Folclórico y el Museo de Antropología Maxwell.
Los ocho módulos que crearon las instituciones representan un año de trabajo y colaboración y no se enfocan en sugerir una estrategia preestablecida, sino en ofrecer estrategias de resiliencia climática que se puedan adaptar a diferentes situaciones y lugares que enfrentarán en el futuro.
Desde el primer módulo, que consiste en una introducción a la resiliencia y el cambio climático, hasta el último, que tiene ideas para sostener la resiliencia, el enfoque de estos documentos es crear cambios sustentables y a largo plazo para lidiar con un planeta que cada vez se calienta más.
Todos los módulos están disponibles en español e inglés, una consideración muy importante para Berdecía Hernández, ya que no hay muchos recursos de conservación ante el cambio climático disponibles en formatos bilingües, según explicó el experto.
“Es bastante difícil proveer recursos hechos para trabajadores de herencia cultural diversa que se puedan poner en acción. De esto se trata estos módulos de aprendizaje, sobre cómo tomamos acción colaborativa y cómo creamos estrategias de resiliencia que no sean solamente como respuesta a un desastre”, añade Lissa Rosenthal-Yoffe, directora ejecutiva de FAIC y el Instituto Americano de Conservación.
Estos recursos fueron diseñados para el aprovechamiento de todo tipo de espacio patrimonial y cultural, sea al aire libre como Tibes o un edificio como el Centro para Puerto Rico, ya que, aunque no hubo pérdidas, algunas partes del edificio se inundaron, como la biblioteca, explicó José Ortiz Irizarry, director del Archivo Histórico.
Durante la secuela del huracán María, uno de los retos más difíciles que encaró el Centro Para Puerto Rico fue mantener su generador abastecido con combustible para poder conservar un clima apropiado en los cuartos donde está guardada su colección. Asimismo, el Centro operó como un punto de distribución de recursos humanitarios para la comunidad, lo cual requirió de gastos adicionales.
Para muchos de los restauradores y conservadores que colaboraron en el CRR, la preparación es clave para cualquier plan de resiliencia. Si no fuese por medidas de mantenimiento y prevención tomadas antes de la llegada del huracán María—como adquirir y mantener abastecido un generador de apoyo—es posible que hubiese pérdidas graves por la acumulación de humedad en el edificio. Actualmente, están re-impermeabilizando las ventanas para prepararse para los próximos eventos atmosféricos.
“Se trata de establecer qué sistemas y comportamientos ya estás haciendo en tu trabajo y en tu organización, para que puedas reformularlos teniendo como prioridad el clima”, dijo Stephanie Shapiro, cofundadora y directora general de Environment and Culture Partners, la cual colaboró con FAIC y NED para crear la iniciativa.
Crean mapa para evaluar riesgos
Para que las instituciones se preparen adecuadamente, el CRR incluye un mapa de evaluación de riesgos de amenazas climáticas, en el que los espacios patrimoniales y culturales de cualquier parte de Estados Unidos y Puerto Rico puedan ver el posible impacto de diferentes desastres naturales en su ubicación.
El mapa utiliza datos de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés), Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y Climate Check, una organización que se dedica a informar sobre riesgos climáticos a compradores de propiedades.
El Centro Tibes, enfrenta un riesgo “relativamente alto” de huracanes y uno “relativamente moderado” de terremotos para el año 2025. Mientras tanto, la Fundación Sila M. Calderón tiene riesgo “muy alto” de huracanes y uno “relativamente alto” de terremotos.
El mapa demuestra que ambos sitios están en riesgo debido a su localización, de acuerdo a la “Herramienta de Evaluación de Justicia Climática y Económica”, un instrumento del gobierno estadounidense que usa datos del censo para indagar cuáles comunidades pueden ser más afectadas por el cambio climático.
Uno de los retos más grandes que enfrentan los espacios patrimoniales y culturales en Puerto Rico es la falta de fondos para mantener sus espacios al día y adaptados al cambio climático, según explicaron varias personas expertas consultadas para este reportaje.
La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) asignó $100,000 para restaurar varias partes del Centro Tibes en febrero de 2023. Mientras tanto, el Centro para Puerto Rico recibió en febrero de 2024 una asignación de unos $50,000, para instalar un sistema alterno de energía solar en centros comunitarios en Aguada, Arecibo, Canóvanas, Lajas, Loíza, Ponce, Rincón y San Germán.
De acuerdo a FEMA, no hay ninguna acción pendiente para la reconstrucción del Centro Tibes. Zayas explicó que esperan que las primeras etapas de la reconstrucción y protección comiencen para finales de este año. Quieren reparar las ventanas del museo de Tibes, reconstruir las réplicas de los bohíos y construir un muro que proteja a los bateyes de futuras inundaciones, recalca Zayas.
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