(Word Weather Attribution.Org )-Tras seis meses consecutivos de calor récord, 2023 es el año más caluroso jamás registrado. El calor ha provocado fenómenos meteorológicos extremos sin precedentes en todo el mundo.
En el Cuerno de África, una sequía de tres años que causó inseguridad alimentaria a millones de personas fue seguida de inundaciones masivas que han matado a más de 300 personas. Ambos fenómenos muestran claramente las huellas del cambio climático.
En julio, olas de calor mortales provocaron temperaturas extremas en amplias regiones de Europa, Norteamérica y China durante semanas, un acontecimiento que habría sido extremadamente raro o incluso imposible sin el calentamiento provocado por el hombre.
Meses después, más de 3,400 personas perdieron la vida en Libia al derrumbarse tres presas tras prodigiosos aguaceros en septiembre. Aunque la inseguridad relacionada con el conflicto y el deficiente mantenimiento de las presas crearon las condiciones para que se produjera la catástrofe, descubrimos que el cambio climático aumentó la intensidad de las lluvias torrenciales hasta en un 50%.
La temporada de incendios forestales de este año en Canadá ha sido la más extrema jamás registrada. Los incendios han quemado más de 18 millones de hectáreas, batiendo el récord anterior en más de 10 millones de hectáreas. Según nuestro estudio, el cambio climático ha hecho que las condiciones de calor, sequedad y viento que han provocado los incendios forestales en Quebec sean al menos dos veces más probables.
Estos son ejemplos de los devastadores sucesos de este año. Hubo muchos más. En 2023, World Weather Attribution examinó más de 120 fenómenos meteorológicos con repercusiones humanas lo bastante graves como para justificar un estudio de atribución.
Estudiamos en detalle 14 de estos sucesos: cinco olas de calor, cinco lluvias torrenciales, tres sequías y un incendio forestal. De ellos, seis se produjeron en África, cuatro en Europa, dos en Norteamérica, dos en Sudamérica, tres en Asia y uno en Australasia (algunos fenómenos afectaron a más de una región).
Para avanzar en la comprensión global de los cambiantes fenómenos meteorológicos extremos, nuestro objetivo es lograr un equilibrio entre los países y continentes estudiados. Pero a menudo nos enfrentamos a desafíos. En junio, cuando investigamos las fuertes lluvias que provocaron inundaciones devastadoras y la muerte de casi 600 personas en Ruanda y la República Democrática del Congo, el resultado fue “no concluyente”.
La falta de datos meteorológicos reales y la incapacidad de los modelos climáticos para simular con precisión el suceso impidieron cuantificar la influencia del cambio climático en las precipitaciones. Nuestro estudio puso de manifiesto la necesidad de invertir de forma significativa en estaciones de vigilancia meteorológica y en la ciencia del clima para comprender los cambios de los fenómenos meteorológicos extremos en África central.
El calor extremo continuará en 2024. La combinación del cambio climático provocado por el hombre y El Niño, un fenómeno climático natural, podría hacer que 2024 batiera el récord de este año y se convirtiera en el año más caluroso jamás registrado.
Con tan solo 1.2ºC de calentamiento, millones de personas vulnerables han sufrido fenómenos meteorológicos extremos devastadores. Con cada fracción de grado de calentamiento procedente de la quema de combustibles fósiles, las olas de calor, los incendios, las lluvias torrenciales y las sequías serán más intensos y más probables.
Para minimizar las pérdidas y los daños, el mundo debe estar mejor preparado. Las vulnerabilidades humanas existentes son las que convierten los fenómenos meteorológicos extremos en catástrofes humanitarias.
En 2023 nuestros análisis destacaron que muchos impactos podrían haberse evitado o minimizado con una mejor planificación y financiación, por la falta de espacios verdes refrescantes en una ciudad durante una ola de calor o de asentamientos construidos en zonas propensas a las inundaciones. Esta constatación subraya la urgencia de acelerar tanto la adaptación como la reducción de emisiones.
Nuestros análisis de vulnerabilidad y exposición también identifican a las personas con menos capacidad para protegerse de los efectos de las condiciones meteorológicas extremas. En su inmensa mayoría, estas personas son las más pobres y marginadas de la sociedad: personas sin hogar o que viven en viviendas informales, personas con discapacidades o problemas de salud subyacentes y trabajadores al aire libre. Está claro que el cambio climático está aumentando la desigualdad.
Además de abandonar los combustibles fósiles y reducir las emisiones a cero, reducir la vulnerabilidad y la exposición de estas poblaciones es fundamental para hacer de nuestro mundo un lugar más seguro.
Lee el informe en inglés en el portal de World Weather Attribution