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Rio Culebrinas

Rafael R. Diáz Torres | Foto: Jorge Ramírez Portela | Centro de Periodismo Investigativo (CPI) 

Mientras los residentes de las comunidades cercanas al río Piedras, en San Juan, y al río Culebrinas, en Aguada, reclaman la ejecución de proyectos para el control de inundaciones que tengan un mínimo impacto ecológico y social, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos (USACE, en inglés) se aferra a la canalización por ser la vía menos costosa para atender el problema. 

El USACE desempolvó un proyecto ideado hace cerca de 40 años para reducir las inundaciones en varios sectores de San Juan y propone completarlo en el 2032, luego de que una asignación congresional de $1.5 mil millones aprobó los fondos para la obra que conlleva alterar el flujo natural del cuerpo de agua con la construcción de un muro de cemento que reoriente su cauce.  

La agencia federal dice que aunque la idea pueda ser vieja, su diseño fue renovado.  

“Según el proyecto ha progresado, el diseño ha sido continuamente evaluado y actualizado con los datos, guías de diseño, regulaciones y criterios más recientes, incluyendo lo hidrológico, hidraúlico, el ascenso en el nivel del mar, el cambio climático y la actividad sísmica”, dijo el USACE en declaraciones escritas enviadas al Centro de Periodismo Investigativo (CPI). 

Aun si el diseño se ajustó a los datos, guías y regulaciones vigentes, el proyecto del USACE enfrenta otro problema: lo poco deseable entre ciertos científicos, académicos, líderes ambientalistas y comunitarios, e incluso entre ingenieros, que se ha tornado este tipo de construcción al compararse con proyectos basados en soluciones naturales. Las soluciones basadas en la naturaleza tienen el fin de proteger, construir de manera sostenible o restaurar ecosistemas naturales. En 2022, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció las estrategias de su administración para combatir el cambio climático basadas en soluciones naturales.  

“La canalización de ríos no solamente es contraria a las mejores prácticas y planificación para control de inundaciones a nivel internacional, sino que es inconsistente con la hoja de ruta trazada por la administración del presidente Biden para enfrentar el cambio climático”, dijo Raúl Santiago Bartolomei, profesor de la Escuela Graduada de Planificación del Recinto de Río Piedras de la UPR. 

“El río no es solamente un canal de agua. El río tiene meandros [curvas]. Enderezar un río es la acción más anti-naturaleza que tú puedes hacer. Una vez tú haces un canal de cemento, ahí básicamente mataste todo el ecosistema y todo lo que está alrededor”, expresó la bióloga y oceanógrafa química adscrita al Programa Sea Grant de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, Ana Navarro.  

La admiración casi general que generaba la canalización como obra de la ingeniería, hoy día es cuestionada, desafiada e incluso revertida en países como España, Reino Unido y Francia donde se han hecho proyectos de restauración ecológica de ríos removiendo represas e infraestructura que alteran el flujo natural del agua.  

En Estados Unidos USACE ha avalado iniciativas como en Jacksonville, Sacramento, San Francisco y Denver a soluciones basadas en la naturaleza — conocidas como Engineering with Nature — en donde se hizo impermeabilización de superficies y la restauración de espacios que fueron verdes en el pasado. 

El USACE también tiene activo un proyecto de canalización en el río Grande de Arecibo. Esa construcción es uno de los 18 proyectos que esta agencia tiene en agenda para Puerto Rico en los próximos años.   

El costo en la ecuación 

Entre las preguntas que plantean los vecinos de San Juan y Aguada están: ¿Por qué usar un modelo de canalización descartado en otros lugares de Europa y varias ciudades de Estados Unidos? ¿Por qué insistir en proyectos en Puerto Rico que afectan los ecosistemas hidrológicos, desconecta hábitats valiosos y provoca el desplazamiento de especies? 

El proyecto propuesto del río Piedras se estima que costará $3.5 mil millones. La obra impactará 6.2 millas del canal que atraviesa la zona urbana de San Juan y se dividirá en nueve segmentos que se construirán en varias fases y contratos separados.  

La agencia federal expresó que las condiciones del río Piedras dificultan el desarrollo de modelos alternativos a la canalización por medio de diques y canales. Según explicó en declaraciones escritas enviadas al CPI, el modelo alternativo a la canalización que propone la comunidad requeriría la onerosa acción de adquisición de una inmensa cantidad de terrenos públicos, residenciales y comerciales.  

Debido a los altos niveles de urbanización en San Juan en las orillas del río, una solución alterna a la canalización también impactaría hogares y negocios que tendrían que ser relocalizados a lo largo del cauce. Además, habría que hacer grandes alteraciones a la infraestructura vial.  

“La solución económica, ambiental y de ingeniería dadas estas condiciones es mejorar la canalización existente del río Piedras y sus tributarios”, reiteró el USACE.   

El proyecto tal y cómo está diseñado también requiere la adquisición de viviendas en Puerto Nuevo y otras comunidades. Vecinos de Puerto Nuevo han denunciado que la canalización provocaría desplazamientos en el área, y el USACE admitió que habría de 100 a 300 expropiaciones.  

Según publicó el USACE en marzo de 2023, la coordinación de los realojos se hará mediante un contrato otorgado por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) a la compañía PG Engineering Solutions, presidida por el exsecretario del DTOP y excandidato a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista, Carlos I. Pesquera.  

A juicio de la líder comunitaria de Río Piedras, Cynthia Manfred Fernández, quien es la portavoz de la organización Guarda Río, el Gobierno de Puerto Rico no quiere exigir cambios radicales en el proyecto de control de inundaciones por temor a que el Congreso paralice los fondos y por eso, descartó la posibilidad de “hacer un proyecto de avanzada, que dé un ejemplo hacia el futuro ante la resiliencia para el cambio climático”. 

No sería la primera vez que los proyectos de control de inundaciones se detienen por falta de fondos federales o estatales. En 1978, tras décadas de episodios de inundaciones en comunidades contiguas a este cuerpo de agua, el entonces gobernador, Carlos Romero Barceló, solicitó al USACE un proyecto de control de inundaciones. Seis años después, la agencia federal aprobó la evaluación de impacto ambiental del diseño del canal. Luego, entre el 1991 y 1992, el USACE publicó el Memorándum del Diseño del proyecto de canalización. 

Sin embargo, transcurridas casi cuatro décadas desde que el Gobierno federal otorgó el visto bueno para el diseño del canal, es ahora que finalmente se completará una obra que se inició pero que no se finalizó porque el Gobierno de Puerto Rico no tenía los fondos para su aportación al proyecto. En 2018, el Congreso autorizó al USACE realizar obras con una inversión de 100% en fondos federales sin requerir aportaciones presupuestarias locales.  

Según Manfred Fernández, en décadas pasadas el USACE imponía su mentalidad de construcción de diques como alternativa casi exclusiva para el control de las inundaciones provocadas por la salida de los ríos de su cauce. “Las canalizaciones suelen ser más baratas — aunque son caras — que un proyecto de cuenca, y en aquellas épocas no había esas miradas con el ambiente”, comentó.  

“Canalizar o dragar mata el cuerpo de agua, que es un cuerpo vivo. La canalización no es un plan a futuro”, opinó Manfred Fernández. 

El auspiciador local del proyecto del río Piedras es el DRNA. Según Manfred Fernández, esta agencia ha fallado en solicitarle al USACE que desarrolle un modelo de control de inundaciones en armonía con la cuenca del río y los recursos asociados a esta. La también ex guardabosques y experta en temas ambientales lamentó que el USACE no traiga a Puerto Rico su iniciativa Engineering with Nature

Solo en la cuenca media del río Piedras, la biodiversidad del área incluye 59 especies de aves, 16 especies de reptiles, ocho especies de anfibios, seis especies de mamíferos, 17 especies de peces, 10 especies de camarones y cangrejos (decápodos), así como 18 especies de invertebrados, según datos recopilados por Guarda Río y la Alianza por la Cuenca del Río Piedras. 

“La ribera del río es parte del ecosistema del río, lo que nutre ese balance ecológico, donde tienes el agua y la tierra que está en los alrededores”, explicó Navarro, la bióloga y oceanógrafa química adscrita al Programa Sea Grant.  

El CPI pidió una reacción del DRNA desde el 23 de junio, pero al cierre de este reportaje no recibió respuestas. 

¿Qué protege el proyecto? 

Tanto los residentes de las comunidades aledañas al río Piedras como vecinos de Aguada coinciden en que sus planteamientos no han sido acogidos por el USACE ni por las agencias estatales que patrocinan los proyectos de control de inundaciones en sus regiones.  

Los líderes comunitarios que hablaron con el CPI temen que la intransigencia de las agencias les condene a costosos proyectos que, a su juicio, no remediarán los problemas de inundaciones en sus vecindarios, pero afectarán el ecosistemas y eliminarán el beneficio recreativo que les proveen las riberas.  

En Aguada, por ejemplo, denuncian que el proyecto de control de riesgo de inundaciones para el río Culebrinas también ha carecido de procesos de consulta ciudadana, lo que ha tenido la consecuencia de que no hayan podido explicar por qué están convencidos que el proyecto no controlará las inundaciones en la áreas que el proyecto propone impactar.  

Olga Vega, residente del barrio Espinar de Aguada, dijo que la obra propuesta para controlar las inundaciones en el río Culebrinas no se construiría realmente en el área del río sino que el proyecto consiste en levantar dos diques alrededor del caño Madre Vieja de este pueblo. 

“Donde está el río Culebrinas, no habría absolutamente nada que nos proteja de inundación”, indicó Vega. “Es un proyecto tan invasivo y tan grande, y aunque en realidad el propósito es protegernos de la inundación, nos va a inundar más. Como los diques no están construidos donde deben ser, pues la inundación va a afectar más al barrio Tablonal”, agregó la maestra de profesión. 

El planificador Santiago Bartolomei explicó que el problema con la canalización con diques es que su diseño se basa en datos hidrológicos que muchas veces no son suficientes para proyectar adecuadamente la magnitud de las inundaciones. 

El Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP), que es el promotor del proyecto de control de inundaciones en Aguada, aseguró que los ciudadanos serán consultados cuando estén en otra etapa del proyecto.  

“En este momento, el proyecto está en una etapa temprana de estudios técnicos para su diseño. Esperamos que más información surja, conforme el proyecto progrese. Como auspiciador no federal, estamos muy atentos a cada etapa y al sentir de los ciudadanos, que en cada etapa del desarrollo del proyecto serán consultados”, aseguró el DTOP en declaraciones escritas enviadas al CPI. 

Residentes de Aguada entrevistados por el CPI coincidieron en que la alteración del flujo del agua en el área del caño Madre Vieja podría provocar que comunidades del sector Tablonal y el barrio Espinar experimenten mayores sucesos de inundaciones.  

El caño Madre Vieja está ubicado en la colindancia de los municipios de Aguada y Aguadilla. Es un área estuarina de alto valor ecológico que incluye humedales y manglares. El alcalde de Aguada, Christian Cortés Feliciano no respondió a las múltiples solicitudes de entrevista hechas por el CPI. 

A los vecinos de este municipio del oeste les preocupa que el proyecto se base en estudios del 2004 que, a su juicio, no toman en consideración los cambios geomorfológicos den la costa de Puerto Rico en las últimas dos décadas.  

Javier López Vázquez, secretario del Comité Ciudadanos Aguadeño Pro Conservación del Ambiente, opina que la colocación de los diques en el caño Madre Vieja impactará 11 cuerdas de humedales y el hábitat de especies como el pelícano pardo, que llegó a estar en peligro de extinción. 

El líder conservacionista criticó que el USACE haya propuesto esta solución hace más de tres décadas y no hayan reconsiderado si hoy día es la mejor alternativa para evitar las inundaciones en el área.  

El proyecto de control de inundaciones del río Culebrinas está en etapa de diseño. Su construcción se llevará a cabo entre los años 2027 y 2033, según el USACE. El costo estimado es de $26.45 millones.  

Según la agencia, el proyecto no causará daños a los ecosistemas o especies marinas debido a que “sus características de ingeniería se encuentran tierra adentro y no afectarán los ecosistemas marinos o especies como las tortugas marinas o su anidaje”. 

Ante las quejas de los aguadeños, el pasado 11 de mayo, el USACE convocó una reunión de los vecinos que han expresado preocupación por la colocación de los diques en el caño Madre Vieja. La representante de la comunidad Tablonal, Ramonita Méndez, se quedó con la impresión de que el personal del USACE no estaba familiarizado con la geografía del área ni con los reclamos de las comunidades. 

“Con las marejadas y el incremento del río, [canalizar] no protege a Espinar ni Tablonal porque se van a encontrar con esta pared [de los diques en el caño Madre Vieja]. Al río Culebrinas no lo tocan para nada [en el proyecto] de canalización”, expresó Méndez. 

Sigue leyendo el artículo en el portal del CPI 

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