(Nota de la Redacción: esta columna de opinión publicó en el blog de EFE Creadores de Opinión Verde)
Mar Asunción | Programa de Clima y Energía de WWF España.
Vivimos una emergencia planetaria. Las crisis climática y de pérdida de biodiversidad se retroalimentan. Mientras que el cambio climático amenaza seriamente la integridad de los ecosistemas, tanto terrestres como marinos, la degradación de la naturaleza exacerba los efectos negativos de la crisis climática.
Así, el aumento de los incendios, los árboles que mueren por culpa de la sequía y las plagas de insectos, las turberas que se secan o el permafrost de la tundra que se deshiela, están aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, con lo que los grandes sumideros de carbono se están transformando en nuevas fuentes de emisiones, agravando aún más la situación.
Reconocer el papel de la naturaleza y proteger, restaurar y gestionar de manera sostenible los ecosistemas, es imprescindible para garantizar la seguridad de los recursos hídricos, hacer que el aire sea más limpio o proporcionar más seguridad alimentaria.
Soluciones basadas en la Naturaleza
Por ello, desde WWF apoyamos las denominadas Soluciones basadas en la Naturaleza, el poder de la propia naturaleza para restañar las heridas que le hemos causado, para recuperar hábitats naturales, biodiversidad y bienestar humano y abordar así la crisis socioecológica que estamos viviendo.
Porque proteger bosques y restaurar ecosistemas aumenta la biodiversidad y mitiga los efectos del cambio climático.
Las cumbres del clima, año tras año, son una constatación de que la acción climática que se está llevando a cabo no es suficiente. Las emisiones siguen aumentando y, aunque los gobiernos reconocen la urgencia de actuar y la insuficiencia de los compromisos planteados por los países para no superar el peligroso umbral de 1.5ºC de aumento de temperatura global, no están actuando en consecuencia.
Están desoyendo las recomendaciones científicas de reducir colectivamente un 43 % las emisiones globales para 2030 respecto a 2019. La evaluación conjunta de los compromisos actuales supondría tan solo una reducción del 3.6 % de las emisiones globales, muy alejada del 43 % que plantea el IPCC.
Impactos del cambio climático
A unos días de que acabe la COP27, desde WWF hacemos un llamamiento para que no se dilaten más los compromisos pendientes, como poner sobre la mesa los 100,000 millones de dólares anuales que se iban a poner a partir de 2020, tal como se estableció en Copenhague en 2009 y se ratificó en 2015 en París.
Estos recursos son claves para que los países en desarrollo puedan adaptarse a los impactos del cambio climático siendo más resilientes, y desarrollarse de forma limpia no contribuyendo a agravar el cambio climático con nuevos proyectos de combustibles fósiles.
Además, es necesario que exista un equilibrio entre los fondos que se destinan para mitigación o reducción de emisiones y para adaptación, ya que en la actualidad la balanza se inclina mayoritariamente hacia la mitigación.
También es preciso que la forma en que esta financiación llega a los países en desarrollo sean principalmente subvenciones y no créditos que hipotecan el futuro de estos países, que paradójicamente son los que están sufriendo de forma más severa los impactos del cambio climático cuando han sido los menos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático.
En este sentido, un resultado necesario y largamente esperado es la creación de un mecanismo de pérdidas y daños que reconozca la responsabilidad de los países industrializados y compense económicamente a los países más vulnerables para que puedan hacer frente a los impactos catastróficos que ya están sufriendo, como en el caso de las inundaciones de Pakistán.
Hacer de la naturaleza nuestra aliada tanto para la mitigación como para la adaptación y resiliencia es clave, y su papel debe ser reconocido en las conclusiones de la COP27.
El éxito de esta cumbre es vital para crear un impulso antes de la próxima cumbre de biodiversidad, la COP15, que se celebrará el próximo mes de diciembre. Porque los líderes mundiales deben abordar la doble crisis ambiental de forma conjunta.
Transición hacia la sostenibilidad
Y para ganar el pulso a la emergencia planetaria, necesitamos urgentemente cambios transformadores y sistémicos que aceleren la transición hacia la sostenibilidad y la implicación de todas las personas e instituciones para llegar a 2030 con más naturaleza que en 2020 y vivir en un planeta cero emisiones en 2050.
Necesitamos más bosques naturales, más peces en los mares y ríos, más polinizadores en nuestros cultivos, más biodiversidad en todo el mundo.
Un futuro positivo para la naturaleza que aportará beneficios para el bienestar y la economía de la humanidad, para nuestra seguridad climática, alimentaria e hídrica.
Porque nuestro futuro depende por completo de la biodiversidad y la estabilidad climática: ambas son las dos caras de la misma moneda.